Semillas de chía- Salvia Hispánica (Lamiaceae) I
Antecedentes
A raíz de los cambios alimenticios que he venido
experimentando durante este año 2013 como producto del excelente resultado
obtenido con la dieta en la Clínica Rangel Pereira, donde entre otras cosas
aprendí que una buena alimentación y el ejercicio diario del cuerpo y la mente necesariamente
nos conducen a una buena salud física y mental. Pues allá escuché de la
existencia de unas semillitas poderosas que utilizan para decorar frutas y
algunas ensaladas. Investigando esos nuevos alimentos me encontré en la herramienta
poderosa de la Internet con una Tesis para optar al título de Doctor de la
Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, realizado
por Marianela Ivana Capitani denominado CARACTERIZACIÓN Y FUNCIONALIDAD DE SUBPRODUCTOS
DE CHÍA (Salvia hispánica L.) APLICACIÓN EN TECNOLOGÍA DE ALIMENTOS (2013) y
de ella he extractado estos apartes para difundir el conocimiento de esta
maravillosa semilla que nos puede retardar la ingesta de medicamentos alopáticos,
favorecer para llegar a la vejez sin demasiado deterioro, evitar enfermedades
terminales o aliviar las existentes.
Historia
La chía, es la semilla
comestible de la planta Salvia hispánica (Lamiaceae,). Su cultivo autóctono es
de Mesoamérica (territorios que actualmente ocupan la República Mexicana y
Guatemala) (Tecante 2010).
Existen evidencias que
demuestran que la semilla de chía fue utilizada como alimento hacia el año 3500
a.C., siendo cultivada en el Valle de México entre los años 2600 y 900 a.C. por
las civilizaciones teotihuacanas y toltecas. Asimismo, fue uno de los
principales componentes de la dieta de los Aztecas junto con la quinoa, el
amaranto, el maíz y alguna variedad de porotos (Rodríguez Vallejo, 1992). La
importancia de estos cinco cultivos en la dieta azteca está bien fundamentada
en el Codex Florentino escrito en tiempos de la conquista de América entre 1548
y 1585 por Fray Bernardino de Sahagún, titulado Historia general de las cosas de Nueva España, en el cual se
describen algunos aspectos relacionados con la producción, comercialización y
usos de la chía. La chía era utilizada como materia prima para la elaboración
de medicinas, alimentos y pinturas, así como en ofrendas a los dioses durante
las ceremonias religiosas (Sahagún, 1579).
Las semillas eran tostadas y se
mezclaban con agua para consumirse como gachas (masa blanda medio líquida) o
bien se mezclaban con harina para hornear. El aceite se usaba en pinturas o
como emoliente y el mucílago como una pasta (ungüento extendido en lienzo)
aplicado en heridas o para remover la suciedad del ojo (Ortiz de Montellano,
1978). Tenochtitlán, la capital del Imperio Azteca, recibía entre 5000 y 15000 toneladas
de chía anualmente como tributo de los pueblos conquistados (Codex Mendoza,
1542). Con respecto a los Mayas, no existe evidencia de que la chía fuera
cultivada en el apogeo de su civilización (800 a.C. a 900 d.C), aunque la
existencia de un intenso comercio entre los centros Teotihuacanos y Mayas
durante varios siglos hacen suponer que también era conocida por este pueblo
precolombino, el cual ocupó una gran parte de México, Guatemala, Honduras y El
Salvador (Ayerza y Coates, 2005).
Cuando los conquistadores
invadieron América, las tradiciones de los nativos fueron aniquiladas y la
mayor parte de su agricultura intensiva y de su sistema de comercialización
destruidos hasta casi su extinción. Muchos cultivos que habían tenido la mayor
preponderancia en las dietas precolombinas fueron prohibidos por los españoles
debido a su estrecha asociación con los cultos religiosos y reemplazados por
especies exóticas (trigo, cebada, arroz, entre otras) demandadas por los
conquistadores (Soustelle, 1955; Engel, 1987). Así, de los cinco cultivos
básicos de la dieta azteca, la chía y el amaranto perdieron sus lugares
privilegiados y casi desaparecieron, siendo los efectos de la persecución
española mayores sobre la chía.
Sin embargo, esta especie
logró sobrevivir gracias a la conservación de algunas tradiciones precolombinas
por parte de pequeños grupos de descendientes de las naciones Nahua. Así, estos
pueblos lograron vencer a los conquistadores y las presiones de la cultura
impuesta permaneciendo aislados en el sudoeste de México y las zonas montañosas
de Guatemala. Actualmente, los descendientes de los Nahua y de los Mayas
utilizan este grano ancestral en una popular bebida denominada “agua fresca de
chía”, aunque su preparación difiere de la realizada por los antiguos Mexicanos
la cual era consumida por razones étnicas o religiosas (Ayerza y Coates, 2005).
Su nombre proviene
de la palabra maya "Chía" que significa fuerza. Se cree
que las semillas de chía fueron utilizadas por los mensajeros mayas, para llevarlas
en cantidad suficiente en una pequeña bolsa para mantener la energía y la
resistencia durante largas travesías.
Importancia
Teniendo en cuenta las
tendencias actuales de los consumidores en cuanto a la ingesta de alimentos
ricos en ácidos grasos poliinsaturados
(ω-9, ω-6 y ω-3) omegas, fibra
dietética y antioxidantes la chía (Salvia hispánica L.) es un cultivo con
importantes propiedades nutritivas, cuyos componentes podrían contribuir en el
desarrollo de alimentos funcionales. En este sentido, la semilla
de chía y sus productos derivados (aceite, harinas y mucílago) presentan altos
niveles de ácidos grasos poliinsaturados, principalmente ácido linolénico (omega
ω−3) aproximadamente 60%, antioxidantes (ácidos clorogénico y cafeico,
miricetina, quercetina, kaempferol y flavonoles), vitaminas y minerales
(riboflavina, niacina, tiamina, calcio, fósforo, potasio, zinc y cobre) y fibra
dietética (alrededor de 50% de fibra dietética insoluble y 5% de fibra
dietética soluble).
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